viernes, 3 de agosto de 2007

- LA DAMA DE LAS CAMELIAS DE A, DUMAS (HIJO)

Aún siendo la mejor obra literaria del A. DUMAS (hijo), se puede considerar como una novela floja que sin embargo deja huella en la mente del lector por dos aspectos: la simbología de las camelias y la carga emocional que el lector recibe en la última parte de la novela, la mejor de las tres que tiene, sin duda.
En general, los personajes son simples, de reacciones previsibles, con una ligera exposición de variedad anímica a través de los celos del protagonista. Como digo los personajes son estereotipos estereotipados, no hay riqueza literaria. No obstante al final de la novela, Marguerite. Tanto ahora como hace 150 años, nos hace emocionarnos hasta la lágrima, con la diferencia que ahora vemos claramente la injusticia que se auto comete a sí misma y que a mediados del siglo XIX se sentiría como drama inevitables por su vida pecaminosa
En la novela se realiza una exagerada exaltación de la belleza femenina, como si para una mente madura y equilibrada la fuerza del instinto no fuera suficiente y necesitará un extra. En mi opinión ese extra no es necesario y, en todo caso, responde a necesidades de ostentación social y no a satisfacción de necesidades meramente personales.
El valor de “la dama de las camelias estriba en la inevitable reflexión que el lector se hace sobre la moral burguesa, que no es otra que la cristiana, la cual, por cierto, sigue vigente al inicio del siglo XXI, aunque matizada con respecto a la época en la que está inscrita la obra de Dumas hijo
Se ha dicho hasta la saciedad que la moral burguesa y cristiana es necesaria en toda sociedad para poner freno a las inevitables tendencias malignas del hombre, que en caso contrario nos llevarían a sociedades caóticas donde el crimen y la violencia reinarían. Esa sociedad dominada por los valores burgueses se fundamenta en la familia, donde la prostitución no tiene cabida. La existencia de la prostitución en una sociedad de predominio moral cristiano es la prueba irrefutable de que se trata de una moral que propaga valores no ajustados al ser humano, tal vez consiga poner freno a ciertos desmanes, pero con contradicciones y conflictos que no puede superar por estar concebida con claros errores de base. Podemos concluir diciendo que si bien es admisible que el hombre necesite de una moral determinada para la convivencia y que permita el desarrollo individual y social, no podemos estar de acuerdo en que sea la moral cristiano burguesa la encargada de ello.
Marguerite es víctima de esa moral, pero ¿dónde está su error?. El momento clave de la novela es la conversación del padre de Armand con Marguerite, en ella los argumentos racionales son desbaratados categóricamente por la dama de las camelias, sin embargo el padre acude a un sucio recurso que le da buen resultado: el chantaje moral.
¿por qué acepta Marguerite el chantaje moral?, sin duda por no tener el sentimiento de culpa por su vida, por aceptar que las mujeres “honradas” son mejores que ellas, y aunque no existan argumentos racionales para validar esa idea, la moral burguesa ha penetrado en los sentimientos de Marguerite, por tanto se siente, en el fondo, culpable, cuando no tiene nada de que avergonzarse. Cede al chantaje y ahí empieza su drama sentimental que unido al agravamiento de su enfermdad determina el final trágico de la novela.
Hacer notar que ese chantaje emocional no solo es efectivo con Marguerite sino también con Armand, la posición de fuerza moral de un padre se impones sobre la libertad humana, el poder vence a la razón a través de la emoción.
Dumas pretende hacernos creer que la desgracia de Marguerite es inevitable y que tanto el padre de Armand como el propio Armand actúan correctamente; tal vez en la sociedad en que se publicón el relato tuviera éxito dicha pretensión sin embargo hoy en día es inevitable llegar a la siguiente conclusión: definitivamente en la novela hay una victima: Marguerite, pero hay también un verdugo: el padre de Armand, y ese verdugo tiene un cómplice: el propio Armand.

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